PUEDE QUE NUNCA
Arrullo entre mis manos
esta mirada de alas rotas
de finales sin principios
de búsquedas desesperadas
filosas
casi enajenadas
carentes de certezas.
No creo llegar a divisar tu rostro
entre un millar de rostros
ni alcanzar a percibir tu nombre
que debe haber anidado
en el centro del clamor
de alguna multitud.
Y tu voz?
Tu voz ese espectro silencioso
esa cascada floreciente
en la aridez mía de cada día
ese hilo de seda
desde donde se sostienen la luna
y las estrellas
y se mecen
en el ramaje lejano del cielo
iluminando el remanso nocturno
de mi soledad.
Tu voz nunca escapa del trasueño.
Sin embargo me entrego
de nuevo a la desventura
de aventurarme a buscarte.
Eve V.Gauna Piragine