VAGUEDADES
Otra noche lenta
de esas que arremeten
como toros embravecidos.
Inevitable caer en los escondidos
templos interiores
construídos con enfermizos espejos
donde uno se ve a sí mismo
multiplicado, desconocido, mutilado.
Abismos mentales profusos
habitados
por infernales ángeles
y demonios celestiales.
Detestables criaturas susurrantes
desde sus tenebrosas oscuridades
chillando confusas penumbras.
Pero del infierno de un poeta
es posible traer
un cielo en los ojos
tibio de locuras,
inocente de purezas
y la frágil eternidad de una rosa
entre las manos, temblando.
Eve V.Gauna Piragine