Otros Ocasos
Las agujas del tiempo
nos hirieron.
Fuimos delirio
de un ángel casi profano
que inventó
para nosotros madrugadas.
Nuestros besos
fueron el pan de cada día
y devoramos
el amor hasta los huesos.
Nos bebimos la frescura del rocío
convirtiendo
paraísos en desiertos.
La pasión
como un rey viejo y ya cansado,
contempló
el ocaso de los soles
y vaticinó
el final de su reinado.
Un destello de tristeza
estalló en mi mirada
y sonreí al ver mis manos
sosteniendo mil hilachas...
Era todo lo que quedaba de mi alma!
Y no pude dejar de sonreír.
Eve V.Gauna Piragine
muy lindo este blog Eve
ResponderEliminarMuchas gracias Lilianapor tu visita. Un beso grande amiga.
ResponderEliminarNos bebimos la frescura del rocío
ResponderEliminarconvirtiendo
paraísos en desiertos, cuanta sed de amor!! Precioso Eve
Gracias Encarna por leer el poema. Un beso amiga.
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