DE NOCHES DESHABITADAS
Que humedad tan fría...
Que llovizna persistente
la de la melancolía.
A lo lejos
un sol agonizante
cae en brazos de los árboles
y despacio
se van cerrando
los ventanales de otra tarde.
Una noche lentísima
y sensitiva
cascabelea hiriente
entre mis dedos
de inmediato reconozco
el manso ritmo de los recuerdos.
Ellos llegan y giran
frenéticos en mi memoria.
Claro que te recuerdo.
Tu voz trasnochada
la madrugada en tus ojos
y nuestros cuerpos
creando la maravilla
del aroma perfecto.
Ya no queda nada...
Sí hasta para escribirte
estos versos
fue necesario pedirle una lágrima
a un ojo seco
de tanto llorar.
Eve V.Gauna Piragine
No hay comentarios:
Publicar un comentario