PUNTO HORIZONTE
He extraviado tu sonrisa clara,
se han borrado las huellas
de tus ojos calmos,
apenas queda un río turbio
recostado en el barro,
afluente de rostros desconocidos
repleto de sonrisas y ojos
sin la menor importancia.
Tuve un corazón que huyó aterrado
clavándome en la profunda
precariedad de éste hueco
donde aprenden a latir
implacables
un par de pobres certezas
que chillan
en mi oído izquierdo.
Sé que he perdido un Cristo
entre oraciones repetidas
y polvorientas penitencias.
Los ayeres del pasado
obstinadamente se reinventan
y otra vez un crepúsculo
y de nuevo una alborada.
El miedo se disipa a carcajadas
haciéndose burla
de un diablo ya viejo y cansado
en la incesante
y repetida historia
donde un mísero instante
separa la agonía de ser muerte
mientras danza libre
la amenaza de la espada
en la balanza oxidada
de la anhelada justicia
Me queda el horizonte que desgarra
el cielo gastado sobre la tierra borrosa,
un punto de fuga engañoso
que parece caber en la palma de una mano
resumiendo en uno el norte y el sur.
Así es éste centro horizontal y simple
donde me aferro a la cara de una cruz
que se olvidó de la madera
en el duro sueño metálico
de una moneda que al girar
juega a un absurdo al que llaman suerte.
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