Mis ojos nunca cesan de columpiarse
entre la metáfora diáfana
de un paraíso etéreo, luminoso,
en él cual la idea y el ideal
se funden en un punto único
tajeando el espacio
de un horizonte que esgrime
el color de la eternidad
desafiando la fugacidad de las flores.
Y el parpadeo involuntario
que me lleva a un hueco sucio
alimentado de carencias
donde todo se devora a sí mismo
vicioso del gusto a lo humano.
Lucha en que la mano empuña
carne y hueso
piel y sangre
en un gran coliseo,
entre millones de bocas
que escupen la burla y claman
por la muerte de la idea y sus ideales.
Eve V.Gauna Piragine
No hay comentarios:
Publicar un comentario