MUERTES MUDAS
Algo se rompió en silencio
sin emitir sonido sin crujir.
Y ese silencio perfecto
fue gris de ceniza muerta
blanco de hueso roto
rojo de sangre condenada
cansada de fluir por el cuerpo
amarillo como luz tenue
de lampadario de iglesia
transparente como lágrima
derramada sobre el polvo
de una tristeza vieja
profundo como el mirar
de unos ojos aterrados de ver
vacío como un cementerio
poblado de madrugadas
olvidado como una tumba
donde las palabras yacen
cuando ya no se quiere oír.
Algo se rompió en silencio
y fue un silencio cándido
inmaculado piadoso.
Una lápida sin nombre ni rostro
con aroma a música muda.
Nadie escuchó cuando me rompí.
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