SIGNOS MÁS QUE DAN MENOS
Ya saben que la piedra
carga el destino
de ser simple piedra
y la mácula de ser arrojada
siempre por las manos
más pecadoras.
Los ojos ciegos por incapaces
de mirarse a sí mismos
viven pendientes de ver
para poder criticar
desde la vulgar distorsión
del cristal de lo aparente.
Las lenguas que más hablan
intentan encontrar en otros
los defectos que rediman
la pobreza de sus almas
y esgrimiendo la espada
de la más mísera cobardía
apuñalan por la espalda.
Tú que juzgas y acusas,
qué eres el dedo que señala,
qué pregonas a los cuatro vientos
tu cotidiano inmolarte,
y yo que soy nadie, nada,
que apenas rayo
la versión de un defecto,
que cargo el pecado simple
de un simple existir,
y aún así
pierdes tu tiempo
hablando de mí?
Crucifícame mil veces
pero eso no me hará Jesús
y menos a tí, Santo.
Me gustó mucho tu forma de escribir una realidad que puede asolar el alma; tanto de uno ( si tiene conciencia), como del otro que, sin querer, se torna motivo.
ResponderEliminarUn gran saludo.
Muchisimas gracias Mariela por tu visita y por leer el poema, es un gran placer amiga. Un beso inmenso.
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